Esta habitación era antiguamente un cuarto auxiliar sin una utilidad específica. La dueña de la vivienda lo fue arrinconando como cuarto de plancha, un pequeño almacén de los muebles que no cabían en ningún sitio y un sin fin de utilidades varias que hacían de la habitación un pequeño trastero.
La primera vez que hablamos de esta habitación, vimos que era una habitación larga y estrecha por lo que había que definir bien el espacio para su máximo aprovechamiento. El nuevo uso que se le quería dar era de cuarto de estar, para leer, ver la tele y charlar en petit comité.
La dueña no quería realizar una gran inversión, pero si darle un aire diferente, alegre y cómodo, un sitio agradable donde pasar las tardes de invierno.
Lo primero que hicimos fue un estudio de las necesidades y de los muebles que se querían aprovechar. Había un sofá cama, muy útil para una habitación auxiliar, pero que tenía la tapicería muy estropeada. Los muebles eran de distinto modelo y aspecto y faltaba una librería para colocar libros y adornos.
Decidimos aprovechar todo lo posible y retapizamos el sofá cama renovando los almohadones. Colocamos visillos nuevos y unas caídas a juego con los cojines. Añadimos una alfombra clara para aumentar la luminosidad de la habitación y los muebles cerezo se adaptaron y lacaron en blanco roto para no recargar. El último rincón se vistió con una mesa redonda que había en la habitación, coordinamos todo con la tapicería del sofá y las caídas, y por último, compró 4 sillas de Ikea a las que añadimos unas galletas a juego.
Pasamos así del trastero, a tener un cuarto de estar muy agradable y luminoso y con una inversión muy pequeña en relación a la transformación sufrida por la habitación.