Os presentamos un proyecto que nos ha supuesto un reto interesante; la reforma de la zona del altar de una iglesia, es decir, del presbiterio.
Cuando acudimos a la parroquia de San Dámaso, a la calle Mauricio Legendre 10, en Madrid nos hallamos una decoración antigua y clásica para la época de la misma. La pared se encontraba adornada en su totalidad con ladrillo marrón, ya ajado, lo que junto a las tonalidades predominantes restaban color a la sala.
Nos quedó patente que era necesaria una inyección de modernidad e iluminación acorde a los nuevos tiempos que estaba viviendo el templo, sin perder con ello el aura de recogimiento y contemplación que nos rodeaba. Para ello tuvimos en gran consideración las indicaciones del párroco, adaptando el proyecto a sus preferencias, así quedó establecido que el elemento predominante sería la madera, tanto en el frente como en el altar.
Decidimos incluir un movimiento de luz y texturas en los fondos de las imágenes que le otorgaría, además, un aspecto limpio en el diseño que lograría acentuar la verticalidad en la trasera de las imágenes, rompiendo lo que de otra forma habría sido un excesivo y monótono entablillado del frontal.
Por supuesto las espectaculares vidrieras se conservaron, enmarcándolas en madera para que resaltaran aún más y se pudieran apreciar. Así mismo se destacaron las imágenes mediante piedra iluminada y siguiendo la necesidad de aportar luz y usabilidad se prescindió del pesado y oscuro granito que se sustituyó por madera.
En el proceso de modernización del presbiterio se adecuaron también los elementos litúrgicos a las necesidades actuales, incrementando su practicidad y utilidad. El ambón se hizo a medida para tener más de un atril dónde colocar las escrituras, dotándole en su nuevo diseño de iluminación para comodidad del lector y un cajón para poder subir en él, de forma que permitiera el uso del púlpito a adultos y niños de cualquier altura de forma sencilla y fácil. La sede se convirtió en un cómodo asiento mientras que el altar se conservó, revistiéndolo con iguales acabados que el resto del presbiterio lo que unifica las tres piezas en el diseño de madera del Crismón.
Para dotar luz a la estancia se retiraron del techo los grandes tubos, que hasta entonces se hallaban sobre el altar, y se colocó en su lugar una gran claraboya que proporciona luz natural y calidez a la estancia, complementada con candilejas laterales que aportaran la iluminación extra necesaria en los oscuros días de invierno y en las ceremonias de horario más tardío. Por último, para resaltar y conservar esta nueva luz, se decidió cambiar el color anaranjado original del techo por un blanco que enmarcara el efecto de claridad.
Como podéis observar el resultado final del proyecto ha logrado un cambio total, logrando transformar la antigua decoración de la parroquia en una nueva iglesia, más alegre, más moderna, y mucho más luminosa y acogedora, puesta al día y preparada para el servicio venidero.
El resultado de la reforma lo podemos ver a continuación:
En las siguientes fotos podemos ver antes de la reforma.